La débil estructura productiva y las políticas de flexibilización laboral en el país, han conllevado a una gran inestabilidad y precarización en las condiciones laborales, el desempleo estructural y la pobreza. Miles de trabajadores y trabajadoras sostienen sus familias mediante la denominada informalidad, en donde hay una gran desprotección en términos de derechos y garantías laborales en el sector rural y de servicios principalmente, y con una alta carga de estigma social, persecución, amenaza y abuso de las autoridades laborales, administrativas y policiales.